Hace ahora exactamente una
semana que terminaba la declaración ante el juez de Iñaki Urdangarin como
imputado por el “Caso Nóos”. Una declaración convertida en circo por algunos
periodistas y medios sensacionalistas que aprovecharon hasta la saciedad, las
equivocadas decisiones que en lo que a comunicación se refiere había tomado el
principal protagonista desde que estallara el escándalo.
Transcurridos siete días
desde entonces, podemos hacer un análisis de los cambios operados en la gestión
de la crisis que tiene al yerno de Su Majestad como principal actor, y en la
que su asesor o asesores de comunicación han jugado un papel esencial en esos
cambios, lo que viene a demostrar lo importante que es contar con expertos en
comunicación para gestionar situaciones de crisis.
Así, en pocos días hemos
pasado de ver a Urdangarín corriendo por las calles de Washington huyendo de
los periodistas y remitir dos comunicados defensivos e incompletos, a caminar pausadamente
hacia los juzgados, dar la cara públicamente, someterse a la “pena del
telediario”, detenerse frente a la prensa y hacer una breve declaración.
La estrategia de
comunicación puesta en marcha es la correcta para circunstancias como esta
donde es preciso hacer frente a la situación, siendo transparente y emitiendo
mensajes claros y concisos, todo lo contrario a lo que había hecho hasta
entonces Urdangarín.
En este sentido, hay que
mencionar su comparecencia ante los periodistas agolpados a la puerta de los
juzgados, ante los que hizo una declaración corta pero con frases directas,
clasificando los mensajes que deseaba transmitir y haciendo especial hincapié
en aquellas palabras clave para sus intereses como inocencia, honor o verdad, y
evitando dar pie a cualquier pregunta, para terminar agradeciendo su presencia
a los periodistas.
Al mismo tiempo, la imagen
transmitida mejoró ostensiblemente. Primero como decíamos antes, hizo a pie los
últimos metros del camino tras llegar en un monovolumen al edificio del juzgado. El paso fue firme pero pausado, correctamente vestido y conjuntado sin
estridencias ni lujos.
En definitiva, un acertado cambio
de estrategia tras la cual sin duda alguna está la mano de un experto en
comunicación de crisis, lo que demuestra lo importante que es tener una buena
asesoría como principal herramienta a la hora de afrontar momentos críticos que
hacen tambalear la imagen y reputación de una entidad o persona.