
Es cierto que la labor de los periodistas, como la de cualquier otro profesional, puede mejorarse. Es cierto que la objetividad e imparcialidad de los informativos de RTVE es manifiestamente mejorable, igual que lo es la de otros medios públicos y privados de nuestro país.
Pero dicho esto, lo que pretendían los representantes de los partidos y sindicatos mayoritarios en el Consejo de la Corporación, está mucho más cercano a la censura y al control de la información, que a lo que alguno de ellos ha denominado "supervisión" para intentar justificar tanta torpeza.
Afortunadamente la Constitución de 1978 consagra la libertad de expresión e información. Lo votado por los consejeros iba de manera clara contra estos principios esenciales de toda democracia, contra el trabajo y la libertad de unos profesionales como son los periodistas.
Lo mejor que pueden hacer los consejeros tras votar contra su conversión en censores, es dimitir. Con ello harían una importante contribución a la defensa de la libertad de información en España.